Tras el envejecimiento en depósitos de acero inoxidable, barricas, etc., el vino se embotella. Antes de ello, deben cumplirse los requisitos legales con la suficiente antelación, es decir, la presentación del número de prueba oficial (Alemania) o estatal (Austria). A partir de ese momento, ya no se pueden realizar diversas modificaciones. El vino debe ser química y físicamente estable, lo que se consigue mediante diversas medidas de clarificación. La sulfuración tiene lugar algún tiempo antes del embotellado para evitar la oxidación en la botella. Para comprobar la estabilidad proteica, se calienta una muestra a más de 70 °Celsius durante dos o tres horas y luego se comprueba la turbidez proteica. La estabilidad tartárica se consigue añadiendo ácido metatartárico.
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Markus J. Eser
Weinakademiker und Herausgeber „Der Weinkalender“