Este elemento cristalino (S = azufre, que significa "de combustión lenta"), con su típico color amarillo azufrado, es esencial para todos los organismos. Al igual que el nitrógeno, es un componente importante de los aminoácidos, las proteínas y las enzimas. Si hay una deficiencia en el organismo humano, animal y vegetal, se altera el metabolismo de las proteínas. Su efecto como conservante del vino ya era conocido por griegos y romanos en la antigüedad y lo mencionan, entre otros, Homero (siglo VIII a.C.), Catón el Viejo (234-149 a.C.) y Plinio el Viejo (23-79 d.C.).
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Egon Mark
Diplom-Sommelier, Weinakademiker und Weinberater, Volders (Österreich)