Existen varias formas de identificar claramente una variedad de uva. En el pasado, esto se hacía exclusivamente en función de las características externas de la vid sobre la base del fenotipo o habitus, es decir, las características morfológicas del sarmiento, la hoja, la uva y la baya, así como el sabor del fruto. Otros criterios son las características relacionadas con el ciclo vegetativo, como el momento de la floración, la brotación o la maduración. Hasta finales de los años ochenta, ésta era la única opción. Como este método no es preciso al 100%, a menudo se producían interpretaciones erróneas.
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Dr. Edgar Müller
Dozent, Önologe und Weinbauberater, Bad Kreuznach