Esta fase del ciclo vegetativo anual de la vid comienza entre seis y ocho semanas después de la brotación. El momento depende de la evolución de la temperatura específica del año, de las temperaturas alcanzadas en el lugar respectivo y del crecimiento típico de la variedad en condiciones climáticas cambiantes. Las temperaturas cálidas constantes con un buen suministro de agua aceleran el crecimiento de los brotes y, por tanto, la formación de la inflorescencia (lat. inflorescence, también conocida como flor, umbela, cúpula o espiga) en el tercer al séptimo nudo del brote.
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Markus J. Eser
Weinakademiker und Herausgeber „Der Weinkalender“