La adición de diferentes aromas al vino, para mejorar su sabor y/o apariencia o para hacerlo más durabilidad, es una práctica que ya tiene miles de años. Muchos de los vinos antiguos fueron aromatizados. En textos antiguos de Mesopotamia hay recetas que incluyen la adición de miel, especias, mirra y también drogas. Los germanos ya producían hidromiel (vino de miel) antes de nuestra era. En Grecia, se añadía resina, como todavía es habitual en el Retsina, así como varias especias como absenta, anís y pimienta.
1 = clavos de olor, 2 = pimienta, 3 = plomo, 4 = mirra, 5 = anís
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Roman Horvath MW
Domäne Wachau (Wachau)