Término utilizado en viticultura para la compatibilidad (en realidad parentesco, atracción) de la púa (brote sobre el suelo) y el portainjerto (patrón) al injertar vides. Cuanto más cercano sea el "parentesco" de las dos partes, más probable será que haya una buena afinidad. Las causas de la menor o mayor afinidad también pueden encontrarse en la diferente morfología, la estructura del cuerpo de la madera y el menor o mayor contenido de médula de las dos parejas. Una buena afinidad provoca un buen crecimiento conjunto de las dos partes y, por tanto, un rendimiento satisfactorio. Véase también sobre este tema las palabras clave adaptación, genética molecular y gestión del viñedo.
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Sigi Hiss
freier Autor und Weinberater (Fine, Vinum u.a.), Bad Krozingen