La diabetes mellitus ( flujo dulce de miel, disentería de miel), comúnmente conocida como "diabetes", es una de las enfermedades crónicas más comunes en la mediana y la tercera edad y, cada vez más, también en personas más jóvenes (enfermedad de la civilización). La característica principal es un nivel elevado de azúcar en sangre (hiperglucemia), que se asocia a un riesgo de enfermedades concomitantes y secundarias graves. La diabetes de tipo 2 (coloquialmente conocida como diabetes del adulto, pero el término está desfasado ya que la enfermedad no afecta sólo a las personas mayores) es la forma más común. Está causada por una falta de acción de la insulina en las células del organismo. Como consecuencia, no puede pasar suficiente azúcar de la sangre a los tejidos, aumenta la concentración de azúcar en la sangre y, sin embargo, puede producirse una deficiencia energética en las células.
La "diabetes de tipo 1" es la forma más rara en la que el páncreas ya no produce suficiente insulina o no produce ninguna. Sin insulina, la glucosa (dextrosa) no puede ser absorbida por la célula y metabolizada en energía. En las primeras fases del metabolismo de la fructosa no se necesita insulina. Por el contrario, la fructosa (azúcar de la fruta) es hasta tres veces más dulce que la glucosa, pero eleva considerablemente menos el azúcar en sangre. Por ello, la fructosa se utiliza desde hace mucho tiempo como sustituto útil de la sacarosa y la glucosa en el tratamiento dietético de los diabéticos.
Estas razones médicas llevaron en los años 90 a definir en Alemania el "vino para diabéticos" con su correspondiente etiquetado. Así se definió en el artículo 48 de la Ordenanza del Vino: el Stillweinvino...
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Egon Mark
Diplom-Sommelier, Weinakademiker und Weinberater, Volders (Österreich)