A los gatos siempre les ha gustado estar en los sótanos abovedados o en las bodegas por los ratones que viven allí. Según una historia que se cuenta a menudo (pero que no es real), el gato de la casa siempre se sienta sobre el mejor barril de vino de una bodega y lame las gotas que se derraman cuando se saca el vino del tapón. Por ello, antiguamente se colocaba una figura de gato en el mejor barril para evitar que el personal o los sirvientes se apropiaran de parte del mismo. También hay un dicho suabo que dice: "Dame un poco del mismo vino donde está sentado el gato" (es decir, del mejor). El gato o la gata también aparecen con bastante frecuencia en los nombres de los viñedos o las viñas individuales. El significado no está del todo claro; hay al menos dos variantes. Uno de ellos es que el gato y el vino tienen en común que a veces son "aterciopelados y favorecedores", y otras veces "ásperos y rasposos". La otra es que son lugares protegidos y cálidos y que a los gatos también les gusta un lugar cálido.
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Markus J. Eser
Weinakademiker und Herausgeber „Der Weinkalender“