El año 1443 fue catastrófico para la viticultura vienesa (capital de Austria). El vino era tan extremadamente agrio que incluso los neumáticos de hierro de los barriles sufrieron supuestas agresiones. Por ello, en la lengua vernácula vienesa se creó el término "Reifbeißer" (este nombre para el vino ag rio se sigue utilizando hoy en día). El vino no podía beberse y, por tanto, se vertía en las calles. El emperador Federico III (1415-1493) prohibió entonces "derramar los dones de Dios" bajo pena de severo castigo y ordenó que el vino no bebible se utilizara para apagar la cal y hacer el mortero de la ampliación de la catedral de San Esteban de Viena.
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Markus J. Eser
Weinakademiker und Herausgeber „Der Weinkalender“