En el sistema taxonómico, la vid se asigna a la subclase Rosidae (plantas rosáceas), al orden Vitales (plantas enredaderas), a la familia Vitaceae (plantas enredaderas) y al género Vitis, las vides (véase Sistemática de la vid). Se trata de una planta trepadora que originalmente trepaba por los árboles. Una vid puede alcanzar proporciones enormes y, en casos extremos, superar los 300 años de edad.
La morfología (aspecto) de una vid se divide en tres órganos principales: raíces, eje del sarmiento (tallo con brotes) y hojas. Todo el sistema radicular se encuentra bajo tierra, la mayor parte a una profundidad de 20 a 50 centímetros, aunque esto depende mucho del tipo de suelo. Este sistema ancla la vid al suelo y le suministra todo lo que necesita, como agua y nutrientes.
Parte inferior (sistema radicular)
En muchos países del Nuevo Mundo, el riego artificial es habitual; en la UE, está sujeto a autorización. En la forma habitual de las vides injertadas, las funciones radiculares las cumple el portainjerto. El suelo ideal tiene un buen equilibrio entre la capacidad de retención de agua y el drenaje del agua, de modo que las raíces se ven obligadas a extenderse lejos y profundamente en el suelo.
En suelos sueltos, las raíces pueden penetrar hasta 15 metros de profundidad. Las raíces laterales se extienden principalmente por las capas superiores y absorben agua y nutrientes a través de las finas raíces fibrosas (pelos radiculares). Las raíces de rocío situadas por encima de las raíces laterales (raíz de succión, raíz aérea, raíz diurna, sauce de rocío, chupón de rocío) se extienden justo por debajo de la superficie del suelo; absorben el rocío o la escarcha.
Parte superior (púa)
La "madera vieja", es decir, el tronco formado por la púa injertada durante el injerto y los cordones (brotes) que se ramifican a partir de ella, se encuentra por encima de la superficie del suelo. En el tronco (también bajo tierra) pueden formarse brotes de agua (brotes laterales no deseados) a...
