Término griego para designar un recipiente grande, de paredes gruesas y bulbosas (plural pithoi), hecho de gres o arcilla. Era similar a un ánfora, pero a diferencia de esta vasija, que se estrechaba hasta una punta en la parte inferior, solía tener una base plana para poder guardarla también en posición vertical. Llegaba a tener más de un hombre de altura y tenía ojales en la parte superior por los que se podían pasar cuerdas para su transporte. Se utilizaba en la antigua Grecia, especialmente en el área cultural del Egeo, como recipiente de almacenamiento y transporte de grano, miel, aceite de oliva, sal y vino. La superficie era lisa o estructuralmente diseñada por patrones de bandas en beige, arena, marrón y ocre rojo. En una bodega de Zagora, en la isla cicládica de Andros, se encontraron 47 pithoi de vino. Además, también servía para enterrar a los muertos. Se dice que el filósofo Diógenes (410-323 a.C.) vivió durante un tiempo en un pithos. Recipientes similares son el dolium (romano), el kvevri (georgiano), la talha (portugués) y la tinaja (español). Véase también la lista completa en Vinos.
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Thomas Götz
Weinberater, Weinblogger und Journalist; Schwendi