Los olores determinan nuestra vida, como escribe el conocido experto en gastronomía y vinos Guy Bonnefoit en su libro "Fascination Wine & Aromas": La piel humana tiene una superficie de unos dos metros cuadrados y cuenta con hasta 300 componentes olfativos. Dependiendo de la condición física y del estado de ánimo, las sustancias olfativas también cambian. Un perro puede distinguir con precisión entre las personas que están bien dispuestas hacia él y las que están ansiosas por él. Cada estado de ánimo tiene su propio olor, por lo que se puede oler el estado "feliz". Un experimentado médico rural informa de que es capaz de reconocer ciertas enfermedades al entrar en una sala de enfermos. Cada enfermedad desarrolla su propio "aroma" típico. La diabetes huele a fruta, la difteria a dulce, la fiebre tifoidea a pan horneado y la gota a la jaula de un león o a una tienda de animales.
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Egon Mark
Diplom-Sommelier, Weinakademiker und Weinberater, Volders (Österreich)