Este grave y desagradable defecto del vino suele deberse a una mala conservación en seco de las barricas de madera vacías, pero también a una sulfuración excesiva del vino. Sin embargo, en ningún caso debe confundirse el firn de ácido sulfúrico con el firn. Cuando se queman los recortes de azufre, se produce dióxido de azufre que, en combinación con la humedad, se convierte en ácido sulfuroso, pero también puede oxidarse parcialmente a ácido sulfúrico. Antes de poder rellenar un barril de este tipo, hay que llenarlo de agua durante varios días para disolver los residuos de azufre. El vino desprende un olor sulfuroso áspero y tiene un sabor agrio y punzante, que también se nota por el "embotamiento" de los dientes. El defecto sólo puede combatirse o remediarse con dificultad; como mucho, ayuda la mezcla con un vino joven. Véase también el apartado Conservación en húmedo.
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Dr. Edgar Müller
Dozent, Önologe und Weinbauberater, Bad Kreuznach