La orden monástica católica surgió como un movimiento de reforma de la orden benedictina y se originó en Borgoña, Francia. Fue fundada en 1098 por Robert de Molesme (1029-1111) en el monasterio ancestral de Cîteaux, al norte de Beaune. Como distinción significativa, los monjes llevan túnicas blancas en lugar de las negras benedictinas. San Bernardo de Claraval (1090-1153) fundó el monasterio de Claraval en 1115 y dictó una nueva regla religiosa. En cuanto un monasterio cisterciense contaba con 60 monjes, doce de ellos debían marcharse y fundar un nuevo monasterio, lo que provocó la proliferación de la orden. Esto condujo a una tremenda expansión, pues en 1153 ya había 400 abadías y 100 años después 2.000 cistercienses y 1.400 conventos en toda Europa.
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Dr. Edgar Müller
Dozent, Önologe und Weinbauberater, Bad Kreuznach